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viernes, 25 de febrero de 2011

Tabucchi- "Sueños de Sueños" final alternativo

Tiene antonio Tabucchi un libro titulado "Sueños de Sueños" donde pretende modestamente imaginar un sueño de cada uno de los artistas que dice haber admirado.
El primero de los sueños es sobre el supuesto sueño que tuvo el ateniense Dédalo, "arquitecto y aviador", creador del Laberinto de Cnosos dónde fue encarcelado el Minotauro y posteriormente él mismo junto con su hijo Ícaro.
En el sueño (de Tabucchi) narra cómo Dédalo, después de vagabundear por el laberinto sin encontar la salida, por fin dió con un pasillo que le llevó a una estancia dónde se encontraba el Minotauro que estaba sollozando. Lloraba porque decía que de pequeño había visto la luna y que se contentaría con tenderse en un prado para ser "iluminado" por ella. Finalmente dédalo ayudaba a escapar al Minotauro y le ofrecía unas alas para poder volar hacia la luna.
El caso es que yo esta noche he tenido una especie de "deja vu onírico" en el que aparecía como una segunda parte del sueño del a su vez sueño, podríamos denominarlo un "trisueño".
Dédalo e Icaro se compadeciron efectivamente del pobre Minotauro y le mostraron la salida del laberinto, ya que ellos tenían programado escapar al día siguiente.
Mi sueño tenía, lo anticipo, un final un poco más infeliz que el de Tabucchi. No es porque Teseo hiciese aparición antes de que la bestia emprendiese su viaje lunar sino porque la bestia sufrió las conseciencias de su ser animal, de su codicia. Las alas que Dédalo había construído para él y para su hijo y que estaban escondidas en la salida del laberinto, estaban formadas por plumas unidas con unos hilos y ceras.  Pero la bestia engañó a los hombres y en medio de la noche cogió las alas y se puso a dar aleteos. Por supuesto, es de entender que las alas no pudieron soportar el peso del medio-hombre más allá de los 200 o 300 metros, cayendo finalmente el desdichado al mar.
Dicen que el desdichado sonreía mientras caía pues al menos había podido acercarse a su amada luna mucho más de lo que antes jamás hubiese podido imaginar. Dédalo construyó otras alas para Ícaro pero como las hizo con bastabte premura, las construyó con más cera que hilo, motivo por el cual advirtió a su hijo que no se acercase demasiado al Sol ya que podría derretirse la cera. esta es otra historia y quizás algún día otro sueño ¿quién sabe?.

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